Organizada por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en Madrid, en colaboración con el Arp Museum Bahnhof Rolandseck.Comisaria Rocío de la Villa.
Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann, Clara Peeters, Rosa Bonheur,
Mary Cassatt, Berthe Morisot, María Blanchard, Natalia Goncharova, Sonia
Delaunay o Maruja Mallo fueron artistas célebres en su tiempo que hoy
vuelven a ser reconocidas como maestras. Con casi un centenar de piezas, entre pinturas, esculturas, obras
sobre papel y textiles, esta exposición presenta un recorrido desde
finales del siglo XVI a las primeras décadas del siglo XX. La exposición se divide en ocho secciones:
SORORIDAD I. LA CAUSA DELLE DONNE. En el siglo
XVII, en Italia, en plena Contrarreforma y en paralelo a los escritos
de las autoras de la querella de las mujeres, como Modesta dal Pozzo (
Il merito delle donne) y Arcangela Tarabotti (
Tiranía paterna),
artistas respaldadas por mecenas representan en pinturas de historia
figuras mitológicas, heroínas bíblicas y personajes históricos como
Judit, Yael, Susana y Porcia. A través de ellas evidencian el silencio
impuesto y su exclusión por el discurso patriarcal, que degrada a estas
heroínas en historias tergiversadas y pinturas eróticas ofensivas.
Lavinia Fontana y Fede Galizia, Artemisia Gentileschi y Elisabetta
Sirani conforman tres generaciones de artistas que triunfan con sus
versiones castas e inauguran así una tradición alternativa.
BOTÁNICAS, CONOCEDORAS DE MARAVILLAS. Durante
la época racionalista, cuando se produce la escisión del hombre y la
naturaleza tras la revolución científica y el inicio del colonialismo,
comienza un periodo de esplendor artístico para las pioneras del bodegón
y de la ilustración botánica.
Son pintoras e ilustradoras formadas junto a científicos que empiezan a
utilizar el microscopio, e interesadas por la entomología, como Fede
Galizia y Giovanna Garzoni en Italia y las hermanas Rachel y Anna Ruysch
en Holanda, para quienes la vida ejerce poder de fascinación a
cualquier escala y la representan de manera holística, como un
ecosistema donde habitan mariposas, moscas y otras pequeñas criaturas,
refutando el simbolismo religioso de la naturaleza muerta como
vanitas. En torno a la mecenas Agnes Block en su jardín en Vijverhof, al
suroeste de Ámsterdam, se reúnen las principales artistas botánicas:
Maria Moninckx, Maria Sibylla Merian y su hija Johanna Helena Herolt.
ILUSTRADAS Y ACADÉMICAS.
La Ilustración es el tiempo del despertar de las mujeres como
ciudadanas en la historia feminista. Ya antes de la caída del
absolutismo en Francia, reinas, nobles y
salonnières respaldan a las artistas, erigiéndolas como académicas. Pintoras como Élisabeth Vigée-Le Brun, Adélaïde Labille-Guiard,
Angelica Kauffmann, y escultoras como Marie-Anne Collot y Anne Seymour
Damer, destacan en el género del retrato, expresión de la afirmación del
sujeto y de la individualidad en el origen de la Modernidad. Todas representan a mujeres cultas que buscan su identidad en
escenarios teatralizados, como las ruinas arqueológicas al pie del
Vesubio de Lady Hamilton.
ORIENTALISMO/COSTUMBRISMO. En
pleno periodo colonial, las artistas emprenden viajes y observan con
respeto a los no occidentales, en oposición a la sexualización
degradante de sus modelos por parte de sus colegas masculinos
orientalistas. De camino al norte de África, la cultura española ejerce especial
fascinación por su exotismo. A partir de las escenas del paso de los
Pirineos realizadas por Rosa Bonheur, pastores, gitanas y campesinos
habituales en la pintura costumbrista española serán reinterpretados en
clave orientalista en París. Pero a diferencia de los artistas, pintoras como Henriette Browne y
Alejandrina Gessler pueden entrar en los harenes, deshaciendo los
tópicos eróticos asentados en los salones parisinos.
TRABAJOS Y CUIDADOS. Frente
al icono de la campesina o la planchadora solitaria de los pintores,
durante el siglo XIX las artistas representan grupos de mujeres
trabajando en el campo como Alice Havers y Eloísa Garnelo, o durante su
jornada laboral en la ciudad, como
Las lavanderas de Marie Petiet. Cuando las propias artistas luchan por su inserción en el sistema
artístico, su repertorio abarca desde las mujeres en el papel de amas de
casa de Lluïsa Vidal y las cuidadoras de enfermos de Henriette Browne,
hasta otras escenas en las que ellas desempeñan oficios diversos, como
las pescadoras de Victoria Malinowska. En la ciudad moderna las mujeres
reclaman sus espacios, también como consumidoras en los grandes
almacenes, como refleja Elizabeth Sparhawk-Jones.
NUEVAS MATERNIDADES. La
maternidad es uno de los temas más antiguos de la historia del arte. En
el siglo XIX, surge el arquetipo de la mujer como “ángel del hogar”
para frenar su emancipación, tema al que se oponen pintoras y escultoras
de diferentes generaciones, estados civiles y estilos artísticos,
innovando e invirtiendo los viejos modelos. Frente a la mistificación de la maternidad y la abnegación de la madre
ante el hijo varón, las pintoras Mary Cassatt, Elizabeth Nourse, Paula
Modersohn-Becker y Tamara de Lempicka crean nuevas iconografías que
muestran con ternura la dependencia absoluta del bebé. Pero también los
tediosos cuidados, las cargas domésticas, en definitiva, la dureza
anímica y material de la crianza son reflejados por Suzanne Valadon, las
finlandesas Helene Schjerfbeck y Elin Danielson-Gambogi, la danesa Anna
Ancher y la sevillana María Luisa Puiggener. Incluso aparece la madre como una protectora animal, conectada con la
madre tierra, como la representa Käthe Kollwitz en su espléndida
escultura
Madre con dos niños.
SORORIDAD II. COMPLICIDADES. ¿Qué piensan? ¿De qué hablan? ¿Qué comparten las jóvenes burguesas cuando están juntas?. Las impresionistas Berthe Morisot, Marie Bracquemond, Louise Breslau y
Cecilia Beaux crean nuevas iconografías de la complicidad, la confianza y
la amistad entre mujeres, expresada en clave melancólica por la
escultora simbolista Marie Cazin. Un mundo privado al margen de la
mirada masculina en el que germina el anhelo de libertad.
EMANCIPADAS. En
el siglo XX, al hilo del logro sucesivo del sufragio femenino en los
países occidentales, las artistas vanguardistas siguen
mostrando la sororidad con nuevos lenguajes artísticos.
En el palco
de Helene Funke, con guiño a Mary Cassatt, confirma la consciencia de
una tradición artística femenina. Las modernas Sonia Delaunay y Alice Bailly, entre otras, proponen a
través de la pintura-tejido-moda una nueva concepción del arte y su
inserción en la vida cotidiana. Y escenas populares, como las
Verbenas de Maruja Mallo, reflejan la alegría de las ciudadanas tras la conquista del espacio público.
Fantástica exposición!