Exposición fotográfica y literaria: Eva Baeza y Joan Alsina
Para quienes retenemos tantos atardeceres de verano en nuestras
pupilas, todo se acaba pareciendo a una foto, a un poema, al nombre que
soñamos.
Porque todo forma parte del oscuro fondo de un lienzo bajo la línea de luz de un firmamento de belleza infinita.
En tiempos de alianzas complicadas, nuestra pretensión no es otra que la de capturar la esencia crepuscular de ese relieve de las cosas, amplificándolo o -distorsionándolo quizás- con la visión, siempre subjetiva, de las palabras, en un intento por conectar con el espejo azul de una mirada.
El resto, se lo dejamos al arte, ese cíclope de dos cabezas capaz de expresarse con el duro lenguaje del que ya no miente.
En tiempos de alianzas complicadas, nuestra pretensión no es otra que la de capturar la esencia crepuscular de ese relieve de las cosas, amplificándolo o -distorsionándolo quizás- con la visión, siempre subjetiva, de las palabras, en un intento por conectar con el espejo azul de una mirada.
El resto, se lo dejamos al arte, ese cíclope de dos cabezas capaz de expresarse con el duro lenguaje del que ya no miente.
Eva Baeza
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