mercredi 29 juillet 2009

Un año entre los Persas de Edward Granville Browne


Recuerdo con sumo gozo las tres semanas que pasé en Shiraz. Sus referencias son familiares para cualquier estudiante de persa ; ya he tratado de ofrecer una escueta descripción de sus atractivos naturales; sus habitantes son, de entre todos los persas, los más sutiles, los más ingeniosos, los más vivaces e incluso su dialecto es hasta el día de hoy el más melodioso y el que se conserva más puro. (Pág.261 de 535)

mardi 28 juillet 2009

Asesinos sin rostro de Henning Mankell

La llamada telefónica fue registrada en la comisaría de Ystad a las 5.13. La recibió un policía exhausto que había estado de guardia casi sin interrupción desde la Nochevieja. Oyó la voz entrecortada en el teléfono y pensó que era un viejo trastornado. Pero algo llamó su atención. Empezó a hacerle preguntas. Cuando terminó, pensó un momento antes de levantar el auricular de nuevo y marcar el numero que sabía de memoria.
Kurt Wallander dormía. La noche anterior se había quedado escuchando hasta una hora muy avanzada las grabaciones de Maria Callas que un buen amigo le había enviado desde Bulgaria. Una y otra vez había vuelto a su Traviata, y cuando se fue a dormir casi eran las dos.

lundi 27 juillet 2009

La forma del agua de Andrea Camilleri

La luz del amanecer no penetraba en el patio de la Splendor, la empresa adjudicataria de la limpieza urbana de Vigàta. Unas densas y grises nubes cubrían enteramente el cielo, como si alguien hubiera tendido un toldo de color gris de una a otra cornisa. No se movía ni una sola hoja. El siroco tardaba en despertarse de su plúmbeo sueño, y el simple hecho de intercambiar unas palabras producía cansancio. Antes de repartir las tareas, el jefe anunció que, aquel día y los siguientes, Peppe Schèmmari y Caluzzo Brucculeri estarían ausentes por motivos justificados. Unos motivos más que justificados: ambos habían sido detenidos la víspera cuando intentaban robar a mano armada en el supermercado. El puesto que habían dejado vacante Peppe y Caluzzo fue asignado a Pino Catalano y Saro Montaperto, unos jóvenes arquitectos técnicos . Ambos habían sido contratados en calidad de “agentes ecológicos” eventuales gracias a la generosa intervención del honorable Cusumano, ...

vendredi 24 juillet 2009

El viaje del elefante José Saramago

Quiera dios que no sea necesario darles uso, pensó el oficial, preocupado con la posibilidad de que la entrega de salomón pudiera desencadenar, por falta de tacto a un lado o a otro, un casus belli. Tenía bien presentes en la memoria las palabras del secretario pedro de alcáçova carneiro, también las explícitas, claro, pero sobre todo las que, pese a no haber sido escritas, se sobrentendían, es decir, si los españoles, o los austriacos, o unos y otros, llegan a mostrarse antipáticos o provocadores , deberá procederse en conformidad. El comandante no conseguía imaginar bajo que pretexto los soldados que venían de camino, fueran ellos españoles o austriacos , se podían mostrar provocadores, ni siquiera antipáticos. Un comandante de caballería no tiene las luces ni la experiencia política de un secretario de estado, por tanto hará bien en dejarse guiar por quien más sabe, hasta llegar, en caso de que llegue, la hora de la acción. (Pág. 118 de 270)

lundi 20 juillet 2009

Una vez Argentina de Andrés Neuman

Santos era un gordito mofletudo y de bozo precoz. Los vellos se le teñían del color del refresco que bebiera, lo que siempre le merecía la burla de algún necio. Él, sin embargo, no parecía darse cuenta de su condición de hazmerreír. Todos lo considerábamos el bobo de la clase, y Santos o bien lo admitía con silenciosa sumisión , o bien ,le importaban un bledo nuestras opiniones. Era el blanco inmóvil de las frustraciones ajenas y por eso, en el fondo, yo lo admiraba. Había que ser muy fuerte o muy sabio para ignorar de ese modo a los demás. Yo nunca me había atrevido a tanto , y me conformaba con seguirles la corriente y defender mi territorio. Recuerdo a la madre de Santos, un ser rudo y de carnes infladas que, según decían, tenía la costumbre de pegarle a su hijo alguna que otra paliza. El padre era una incógnita; sabíamos que existía, pero nunca lo habíamos visto. De cualquier forma, mi propósito no era investigar en el hogar de Santos sino más bien en su enigmático lenguaje. Porque, ya va siendo hora de decirlo, Santos no hablaba. (Pág. 78 de 255)

dimanche 19 juillet 2009

El Chino de Henning Mankell

Karsten se detuvo a la entrada del pueblo y salió del coche. La capa de nubes había empezado a abrirse, puede que entonces la luz le resultara más molesta y tal vez fuera menos expresiva. Miró a su alrededor . Se veían casas aquí y allá, todo estaba en calma. Oyó en la distancia el sonido de los coches que transitaban por la carretera principal.
Una incierta sensación de inquietud lo invadió de pronto. Contuvo la respiración , como solía hacer cuando no comprendía lo que tenía ante sí.
Después cayó en la cuenta. Eran las chimeneas. Estaban frías. No veía el humo que se convertiría en ese detalle espectacular de las fotografías que esperaba poder hacer. Muy despacio, paseó la mirada por las casas. Alguien había estado retirando la nieve fuera, se dijo. Sin embargo, nadie se ha levantado aún para encender los fogones y las chimeneas. Recordó la carta que le había escrito el hombre por el que supo de aquel pueblo. Él le había hablado de las chimeneas; de que las casa, como niños, parecían enviarse señales de humo.

samedi 18 juillet 2009

Ardores de agosto Andrea Camilleri

Estaba durmiendo de tal forma que ni siquiera un cañonazo lo habría despertado. O mejor: un cañonazo no, pero el timbre del teléfono sí.
Un hombre que en los tiempos que corren vive en un país civilizado como el nuestro (es un decir), si oye en pleno sueño unos cañonazos, está claro que los confunde con los truenos de un temporal, las tracas de las fiestas del santo patrón o el desplazamiento de unos muebles por parte de esos cabrones del piso de arriba, y sigue durmiendo como si tal cosa. En cambio, el sonido del teléfono, la melodía del móvil, el timbre de la puerta, eso no, esos son ruidos de llamadas ante las cuales el hombre civilizado (es un decir) no tiene más remedio que emerger de las profundidades del sueño y contestar..
Por consiguiente, Montalbano se levantó de la cama, consultó el reloj, miró a la ventana, comprendió que iba a hacer mucho calor y se dirigió al comedor, donde el teléfono sonaba como un desesperado.
- Salvo, pero ¿dónde estabas? ¡Llevo media hora llamando!
- Perdona, Livia, estaba en la ducha, no oía nada.
Primera mentira de la jornada.

vendredi 17 juillet 2009

La muerte de Amalia Sacerdote Andrea Camilleri

- Y en tu argumento, ¿cómo acaba la investigación sobre el homicidio?- preguntó Michele.
- Fue el amante a quien rechazó la joven. Tal como ha sucedido en la realidad. Como han testimoniado los dueños de la casa, la muchacha tenía un amante de una cierta edad a quien habían visto varias veces y, por esa razón, es minuciosamente descrito. Solo que la exacta descripción que hagan los dueños de la casa no se corresponderá en absoluto, ni de lejos, con los rasgos de Angelo Fera.
- ¿Y a quién...?
- A una persona que, cuando el comisario vaya a verla, perderá la cabeza y se suicidará. Éste es el argumento. Pero aún no he decidido el final. No sé si hacerlo acabar con el descubrimiento del asesino que se suicida o con el comisario que se da por vencido y dice que el homicidio de la joven es un caso irresoluble. ¿Te gusta?

jeudi 16 juillet 2009

Viajes con Heródoto de Ryszard Kapuscinski

Heródoto no se contenta con lo que alguien le ha dicho, sino que intenta comprobarlo todo, contrastar las versiones oídas, formarse una opinión propia.
....No abundan , sin embargo, naturalezas tan fervorosas. El hombre medio no muestra especial interés por el mundo. A él ha venido y en él se ve obligado a vivir, y no tiene más remedio que afrontar este hecho lo mejor que pueda y sepa; cuanto menos esfuerzo le exija, tanto mejor. Mientras que la absorbente empresa de conocer el mundo requiere un esfuerzo gigantesco y una dedicación absoluta. La mayoría de la gente tiende más bien a desarrollar habilidades contrarias: mirar para no ver y escuchar para no oír. De ahí que la aparición de un personaje como Heródoto – un hombre poseído por la pasión, la manía y el ansia de conocer, dotado además de inteligencia y de talento para escribir- entre enseguida en los anales de la historia universal.