mardi 26 juillet 2022

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes T. Tibuleac

Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento. Junto a mí, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habían tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios.  

"Es cierto que las primeras páginas son muy duras. Era una manera de poner al lector a prueba, de ver si supera el shock de ese inicio. Sin embargo, intuyo que es mi estilo, a pesar de que en mi segunda novela he tratado de explorar otra manera de escribir. Siempre persigo que las imágenes que describo provoquen una reacción emocional y es cierto que en mis libros la escritura fácil es muy difícil de encontrar. Pero no veo en ellos sólo crueldad, oscuridad y violencia, hay también luz, paz y lirismo, oasis en forma de versos para que el lector descanse de esas escenas tan duras." Tatiana Tibuleac

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