samedi 14 août 2021

Canción E.Halfón

Llegué a Tokio disfrazado de árabe.

En la salida del aeropuerto me estaba esperando una pequeña comitiva de la universidad, pese a que era pasada la medianoche. Uno de los profesores japoneses, evidentemente el jerarca, fue el primero en saludarme en árabe, y yo sólo le sonreí con tanta cortesía como ignorancia. Una chica, que supusé la asistente del jerarca o una estudiante de posgrado, lleveba puesta una mascarilla blanca y unas sandalias tan delicadas que parecía estar descalza; no paraba de inclinar la cabeza hacía mí en silencio. Otro profesor, en mal español, me dijo bienvenido al Japón. Un profesor más joven me estrechó la mano y luego, sin soltarla, me explicó en inglés que el chofer oficial del departamento de la universidad me llevaría enseguida al hotel, para que descansara antes del evento de la mañana siguiente.

Breve relato autobiográfico sobre una invitación de una universidad tokiota a un escritor libanés. Sólo que Halfón no es libanés, ni habla árabe, ni ha pisado Beirut. Aprovecha el guatemalteco para relatar episodios familiares de la vida de su abuelo, nacido en un Libano sirio que huye con su familia a Estados Unidos en 1917, para luego instalarse en Guatemala sería secuestrado en 1967 por guerrilleros. Plantea el sentimiento de pertenencia entre los exiliados, en su caso judios sirios.

 

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