El Autor M.M.Cuenca

La sutileza es una virtud y en el cine es aún más importante.Esta es una de las carencias de la película de Manuel Martín Cuenca
desde el inicio hasta el estrambótico final. La cinta abunda en el deseo
del director por mostrarlo todo sin dejar que el espectador ponga nada
de su parte. Sobran, de esta forma, los trazos gruesos y llega a
traspasar en algún momento la tenue línea que separa realismo y
zafiedad.
También se echa en falta esta sutileza a la hora de abordar temas de
tanta actualidad como la inmigración o la calidad de la vida
democrática. La película cae, quizá en un intento por remover
conciencias, en la caricaturización de determinadas posturas con unos
argumentos muy superficiales.
Lo mejor Adelfa Calvo como la portera del edificio.
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