dimanche 20 août 2017

Palabras bajo el mar F Trias de Bes



Más de veinte años después, regresé al páramo.
El telegrama había sido tan breve como punzante: ”Manuela ha muerto”. Yo me hallaba en París completando mis estudios de armonía y contrapunto. Había recibido mis primeros encargos como compositor, nada demasiado importante, pero los primeros trabajos saben siempre a miel. Estaba en un momento dichoso, la ciudad de las luces había reservado un destello para mí.
Y de pronto aquel telegrama. Mis piernas temblaron. Manuela, Manuela, mi querida Manuela… ¿Qué cabía esperar de noventa años de edad? ¡Noventa años!
Me puse a calcular la fecha de mi última carta, como para aligerar mi culpabilidad. Siempre sucede igual, así es la conciencia. Tres meses. No, cuatro.
Leo, Leo, eres un descuidado, me dije. A ella le hubiera gustado saber que su Leo, su eternamente pequeño Leo, ya ponía música a las cosas.
Madrid 1914, un escritor malhumorado aleja a sus editores, a su mujer y pierde poco a poco sus propiedades. Acaban en un viejo caserón en mitad de campos de cereales con el abuelo, otrora famoso pianista, su hijo y narrador de la historia, Leo, de tres o cuatro años y su hermana Mika que nació con el cráneo deshecho. Una mujer del pueblo Manuela hará de madre para los niños. Allí Leo conocerá algunos secretos de familia que la abuela Camelia confío en su diario, sabrá por qué a su abuelo se le atraganta el preludio número 13 de Chopin. Texto poético y muy hermoso de un niño  imaginativo y solitario que tiene por amigo al espíritu Santo y al árbol de las palabras.

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