Palabras bajo el mar F Trias de Bes
El telegrama había sido tan breve como punzante: ”Manuela ha muerto”.
Yo me hallaba en París completando mis estudios de armonía y contrapunto. Había
recibido mis primeros encargos como compositor, nada demasiado importante, pero
los primeros trabajos saben siempre a miel. Estaba en un momento dichoso, la
ciudad de las luces había reservado un destello para mí.
Y de pronto aquel telegrama. Mis piernas temblaron. Manuela, Manuela,
mi querida Manuela… ¿Qué cabía esperar de noventa años de edad? ¡Noventa años!
Me puse a calcular la fecha de mi última carta, como para aligerar mi
culpabilidad. Siempre sucede igual, así es la conciencia. Tres meses. No,
cuatro.
Leo, Leo, eres un descuidado, me dije. A ella le hubiera gustado saber
que su Leo, su eternamente pequeño Leo, ya ponía música a las cosas.
Madrid 1914, un escritor
malhumorado aleja a sus editores, a su mujer y pierde poco a poco sus
propiedades. Acaban en un viejo caserón en mitad de campos de cereales con el
abuelo, otrora famoso pianista, su hijo y narrador de la historia, Leo, de tres
o cuatro años y su hermana Mika que nació con el cráneo deshecho. Una mujer del
pueblo Manuela hará de madre para los niños. Allí Leo conocerá algunos secretos
de familia que la abuela Camelia confío en su diario, sabrá por qué a su abuelo
se le atraganta el preludio número 13 de Chopin. Texto poético y muy hermoso de
un niño imaginativo y solitario que
tiene por amigo al espíritu Santo y al árbol de las palabras.
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