La España vacía S.del Molino
Cuando la policía le contó que
podía ser un ataque terrorista, el canónigo respiró. Quizá no pronunciaron la
palabra terrorista. Motivación política, más bien. Creían que el ataque era
parte de una campaña, aunque no habían detenido a nadie y no había sospechosos.
Si no se atrevían a usar el término terrorista era porque había un terrorismo de
verdad en Irlanda. Aquello parecía otra cosa. Al canónigo le pareció también
otra cosa. Creyó que tenía que ver con gente del pueblo y temió que fuese el
principio de una espiral de violencia, pero la policía le tranquilizó. No le
habían atacado a él, ni siquiera su casa. Habían atacado lo que representaba.
El canónigo era inglés y la casa que le habían quemado era su residencia de
verano, un cottage aislado en la península de Llyn.
Este libro publicado en 2016 gozó
de gran éxito entre los críticos reputados de la capital, alabanzas algo
exageradas, me parece hoy. Sergio del
Molino realiza un ensayo literario sobre la premisa de las dos Españas, la
urbana, poblada, europea y la interior despoblada y tradicional. Alejadas la
una de la otra se ignoran. Hay algunas conclusiones y argumentos poco
científicos, el libro se alarga innecesariamente en descripciones del Quijote
intentando llevar el agua a su molino.
Repasa la vida y obra de
Azorín, Llamazares, Unamuno, Buñuel, Machado, grandes viajeros que dejaron testimonio
de sus andanzas. También recuerda a los viajeros europeos del Romanticismo y su
visión de esa España interior. Y como no, se ocupa mucho de las Hurdes, esa
región olvidada y utilizada por los diferentes gobiernos. Reconoce que la
España interior nunca estuvo muy poblada y que aquel cuento de que hubo épocas
en las que una ardilla o un mono podían
cruzar la península de norte a sur y de este a oeste saltando de árbol en
árbol, es sólo eso, un cuento.
Hay una buena labor de
búsqueda, con numerosas notas explicativas y un completo índice de nombres
propios al final del libro.
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