El bosque de los zorros A.Paasilinna
En Estocolmo, en una antigua y respetable casa de piedra junto al parque de Humlegard, vivía gente adinerada, como por ejemplo Oiva Juntunen. Su profesión era la de ladrón.
Oiva Juntunen era más bien flaco, tenía treinta años, había nacido en Vehmersalmi, Finlandia, y estaba soltero. Aunque ya llevaba en el extranjero casi quince años, de vez en cuando, y si venía a cuento, soltaba alguna expresión de su tierra:
- ¡Hay que joderse!
Juntunen contemplaba desde su amplio miradorel parque iluminado por el sol de primavera.Los hombres de las brigadas municipales de limpieza barrían sin prisa alguna, haciendo montoncitos con las hojas podridas del otoño anterior; por su parte, un vivaz vientecillo de primavera las esparcía de nuevo por todo el parque. Así los barrenderos no necesitaban preocuparse por quedarse en el paro.
Genial novela del escritor finladés, humor garantizado!Un ladrón esconde los lingotes escondiéndose de sus compinches que han salido d ela cárcel.