Ramón Acín V. Juan
La verdadera historia de Ramón Acín siempre empieza por mí de la misma manera. Ramón Acín tenía un perro que se llamaba Tobi. Un perro negro, rabón, famoso en la ciudad- escribió Acín- como lo son los tontos de capirote y los oradores de medio pelo. El Tobi era un perro inteligente y alegre que se entristecía cuando le ponían el bozal, tal y como disponían las ordenanzas municipales, y ya no quería ni salir a pasear, ni saltar, ni jugar, ni nada. Un día, Ramón Acín cogió una brocha y un bote de pintura marrón y le pintó al perro en el hocico el incómodo artilugio que tenía que llevar obligatoriamente al salir de casa. Con su falso bozal, el Tobi corría feliz por las calles y los laceros municipales no le molestaban.
En cualquiera de nosotros un pedazo tuyo es, sobre todo, un ensayo personal en el que Víctor Juan dibuja a Acín. realiza un retrato intimo del artista y nos asoma a la vida de aquellas personas a las que tanto quiso y le quisieron. De esta manera, nos vincula con las historias de quienes asumieron compromisos por influencia de Ramón Acín , por su manera de concebir el arte y la justicia, por los sentimientos que despertaron sus artículos en prensa y por el ejemplo de sus «rebeldías modestas, pero continuadas».
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