Un beau matin Hansen-Love
Sandra es una madre treintañera, separada, que trabaja como traductora y
tiene a su cargo a su hija de ocho años. El encuentro casual con
Clément (Melvil Poupaud), un antiguo amor, hará que fructifique una
relación amorosa precaria –Clément está casado, tiene un hijo y muestra
una actitud ambigua respecto a la posibilidad de dejar a su mujer–
supondrá para Sandra una luz de esperanza pero también un incierto
futuro de restablecer una estabilidad sentimental. La película comienza con una secuencia rodada en una soleada calle de
París con una cámara que sigue a Sandra (Léa Seydoux). Cuando la
protagonista se introduce en un portal e intenta acceder a la vivienda
de su padre se materializan los problemas de éste (dificultad para abrir
la puerta, casi no entiende a su hija, etc.). La causa es una
enfermedad que hará que el padre deba ser ingresado en un hospital y
posteriormente derivado a una residencia de ancianos. La película muestra el contrate entre el sufrimiento personal e íntimo y
la necesidad de seguir viviendo. El trabajo, la relación sentimental,
la educación de su hija. Escenas cotidianas con amigos, la relación
familiar con su madre, el placer sexual con Clément. Las penas y las
alegrías de lo que significa vivir acompañan el rostro de la
protagonista alternando las lágrimas con las risas.
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