jeudi 2 mars 2023

El proceso E.Caballero

Basada en la novela de Franz Kafka, Dramaturgia y dirección Ernesto Caballero Con Felipe Ansola, Olivia Baglivi, Jorge basanta, Carlos Hipólito, Alberto Jiménez, Paco Ochoa, Ainhoa Santamaría, Juan Carlos Talavera.

Inmenso, magnífico Carlos Hipólito en el papel de Josef K., el gerente bancario que un buen día despierta en medio de una pesadilla cada vez más incomprensible, insólita, sin sentido y claustrofóbica, que permanece en escena durante la algo más de hora y media de duración del montaje, el espectador siente como una sensación creciente de malestar se adueña de él, transmitida por el personaje protagonista de ‘El proceso’.

El ambiente siniestro, oscuro, amenazador, lo marca desde el principio la música de José María Sánchez-Verdú, que preanuncia ya el calvario que, desde el primer instante va a vivir Josef K. “…Sin haber hecho nada, una mañana fui detenido. La cocinera, la Señora Grubach, mi casera, que me traía todos los días el desayuno a eso de las ocho, no había aparecido… Esperé un rato más, y luego después, un hombre al que no había visto nunca se adentró en mi habitación. ¿Quién es usted...?”. Junto a ese primer hombre, aparece otro. Ambos van a informar a Josef K. de que se le acaba de abrir un procedimiento judicial cuya causa desconocen. Le comunican que debe presentarse de inmediato en los juzgados para aclarar su situación. A partir de ese momento, la vida de K. se va a ver atrapada en un absurdo, amenazante, asfixiante, interminable proceso que irá minando la voluntad y la fuerza del acusado. Y el espectador, que asiste con la misma impotencia que el protagonista a su proceso, no acaba de saber muy bien si forma parte del sistema que lo acusa, o puede llegar a ser el próximo acusado…


La escenografía de Mónica Boromello marca unas mamparas móviles y transparentes y conecta permanentemente el escenario con el patio de butacas. Ni siquiera la libertad condicional que el acusado Josef K. logra en un momento determinado de su proceso, al margen del letrado Huld o el pintor Titorelli le va a servir para escapar del sistema. Un sistema que no solo desconoce la verdad, sino que utiliza la mentira como arma política cotidiana contra el ciudadano porque los principios morales ya han desaparecido. Un sistema que, como ya se anuncia desde el principio, acabará con la vida del acusado de forma obscena, ilegal, cobarde, miserable… Será a las afueras de la ciudad y a manos de dos guardias, esbirros kamikazes del sistema, que lo acuchillarán sin misericordia alguna. ¿Seré yo el siguiente?, puede llegar a preguntarse el bondadoso, paciente y pacífico espectador…

La propuesta de Ernesto Caballero es soberbia, irreprochable. Una auténtica lección de teatro, que remueve, que inquieta, que denuncia y que pone al espectador frente a su propia realidad.


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