Clara Campoamor Rodríguez: mujer y ciudadana (1888-1972)
Clara nació en Madrid en 1888. Se cumplían cuarenta años de la reunión de Seneca Falls (New York, junio de 1848), que articuló el sufragismo anglosajón, y una década del primer debate en el Congreso de los Diputados sobre el reconocimiento del derecho electoral a las españolas. Pareciera que fuese un guiño del destino. Sin embargo, la situación femenina en ese momento no permitía aventurar que Clara llegase a convertirse en la figura de reconocido prestigio que alcanzó a ser.
Huérfana de padre muy pronto, desempeñó diversos empleos antes de cursar bachillerato ya adulta, licenciarse en Derecho (1923) e iniciar el ejercicio de la abogacía.
Dos temas le atrajeron especialmente: la lucha contra las
discriminaciones legales que sufría la mujer y la defensa de la paz. A
los dos dedicó su actividad pública como conferenciante, abogada,
diputada y delegada de España ante la Sociedad de Naciones (1931-1933).
Feminista de arraigadas convicciones, ayudó a fundar la “Juventud
Femenina Universitaria”, el “Lyceum Club” y la “Federación Internacional
de Mujeres de Carreras Jurídicas”. En octubre de 1931 creó la “Unión
Republicana Femenina” para combatir el ambiente adverso al voto
femenino.
Clara llega a la política en las filas del Partido Radical. Es elegida diputada en las primeras Cortes de la II República por la provincia de Madrid, en las que destacó su alegato en pro del voto femenino, su intervención sobre la ley del divorcio y su apoyo a las reformas legales a favor de la mujer. Al no ser reelegida en 1933, el gobierno radical-cedista le nombró “Directora General de Beneficencia”. Dimitió tras la represión de la Revolución de Asturias (octubre, 1934) y abandonó definitivamente su partido en enero del año siguiente. Al estallar la guerra, abandonó el país, no sin antes publicar Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, donde defiende su trayectoria política. En el exilio se dedicó a escribir: prensa, traducciones, biografías…, pero teniendo siempre en mente el regreso a España. Fracasados varios intentos, el anhelo seguía vivo cuando falleció en Lausanne en 1972.
La muestra persigue que el visitante se acerque a la trayectoria vital de Clara Campoamor para conocer sus luchas, sus conquistas y, también, sus frustraciones. El recorrido aparece inscrito en un doble contexto: internacional, referido a los primeros movimientos feministas que informan su pensamiento, y nacional, que recoge la posición de las mujeres en la sociedad y su evolución durante los años anteriores a la guerra civil. Hacerlo así, permite entender el significado de su figura en la época, el intencionado olvido al que es sometida durante el franquismo, y la recuperación de su legado desde el retorno de la democracia como protagonista de la memoria histórica y democrática de nuestro país.
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