Un autre monde S.Brizé
La perspectiva del protagonista es la de un esclavo corporativo. Éste no es sólo el que tiene un trabajo precario, incluso un directivo con alta remuneración se encuentra bajo la presión y la alta exigencia de cumplir con las expectativas que las corporaciones ponen en ellos. Esperan dedicación y fidelidad absolutas. A veces exigiendo un compromiso extremo por encima de necesidades, deseos y valores. Otro gran punto interesante es el dilema familia versus trabajo. La esposa de Lindon (Sandrine Kiberlain) le reprocha haber tenido que sacrificar su propia carrera laboral. Pero principalmente que la vida familiar de ambos se haya resentido de sobre manera a causa de su entrega desmedida a la empresa. Esta visión es realmente valiosa, ya que la toma de decisiones en estos ambientes exigentes de trabajo suponen un gran peso para estos mandos directivos. Evidentemente los empleados que pierden su puesto son los grandes perjudicados, pero quien ejecuta esas órdenes puede no estar de acuerdo y soportar una carga emocional insoportable por ello.
En eso basa Brizé su nuevo episodio de tragedias laborales: un mundo empresarial deshumanizado que antepone los números a las personas. Una tiranía del consejo de dirección, los accionistas e inversores . Vincent Lindon también se opone a ajustes drásticos de plantilla
habiendo otras opciones, y a las exigencias de su despiadada directora
general, las grandes corporaciones no sólo quieren resultados financieros elevados y rápidos sino empleados fieles, leales y dispuestos a lo que sea menester. Obedecer por encima incluso de dilemas éticos o morales, interesante lección de vida y conclusión de su protagonista. «He sido el soldadito que querían que fuera…»
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