samedi 8 janvier 2022

La ruta A. Barea

Estoy sentado sobre una piedra pulida por millones de gotas de agua de lluvia; pulida como un cráneo pelado. Es una piedra blancuzca llena de poros. Arde con el sol y suda con la humedad. Enfrente de mí, a treinta metros escasos, está la vieja higuera, con sus raíces retorcidas como venas de abuelo robusto, con sus ramas contorsionadas, repletas de hojas carnosas, tréboles carcomidos. Al otro lado del arroyo, salvando el barranco, trepando cuesta arriba, están los restos de la kábila. 

En La ruta, Arturo Barea se centra en sus años pasados en Marruecos, cumpliendo el servicio militar. La guerra de Marruecos fue una traumática experiencia y, a la vez, una ocasión para la toma de conciencia social y política para una generación de españoles en los años previos a la Guerra Civil. La injusticia de que fueron las clases bajas las que aportaron la carne de cañón, por la posibilidad para los ricos de eludir el servicio militar a cambio de un pago en metálico, fue un aldabonazo en la conciencia de muchos jóvenes. Esa injusticia, y las duras condiciones de vida en África son el telón de fondo de la novela. La escasez y las enfermedades eran la compañía de los soldados. Arturo, el protagonista, se licencia por fin y emprende una nueva vida de civil en Madrid. Trabaja en una oficina de patentes industriales y trata de encontrar un ambiente a su gusto en los lugares de recreo de la ciudad. Aparecen también las tertulias literarias de los cafés más famosos de Madrid. La experiencia de Marruecos y el ambiente politizado de la capital hacen que aumente la inquietud política del personaje.

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