Madres verdaderas N.Kawase
La historia es una, pero se cuenta desplegándose a través de distintas experiencias, de distintos puntos de vista que aportan, a su vez, cambiantes y versátiles formas cinematográficas. El punto de partida, y la figura que se sitúa en el eje de todo, es Asato, un niño de unos cuatro o cinco años en el momento en el que arranca el argumento. Su madre y su padre estuvieron mucho tiempo esperando a poder tenerlo y, como suele suceder en estos casos, son muy protectores para con él. Luego, está la “madre de Hiroshima”, nombre cariñoso con el que se refieren a la niña de 14 años que le dio a luz y lo entregó en adopción. Si algo queda realmente claro en Madres verdaderas, es que para Naomi Kawase es muy importante que no quede nadie en el fuera de campo. Para ello, la película retrocede constantemente para recoger los fragmentos de vida del matrimonio, pero también los de la joven madre biológica, para explicar cómo ha llegado cada cual hasta ese punto inicial, con un Asato que se prepara para entrar en Primaria. Así, la cineasta cede un generoso trecho de espacio fílmico a la pareja formada por Satoko (Hiromi Nagasaku) y Kiyokazu (Arata Iura), en su viaje emocional por un tortuoso camino de infertilidad, hasta el descubrimiento de una agencia de adopción que sería la respuesta a todas sus calladas plegarias. La historia de ellos es la de una pareja incapaz de concebir, cuyas expectativas de lo que sería la vida de casados y formar una familia en el sentido más tradicional de la palabra quedan truncadas sin aviso previo. No hace falta que Kawase les haga hablar demasiado para que comprendamos el dolor, la pena, la frustración… y cómo todo ello puede hacer mella en la unión entre una mujer y su marido. Los silencios y las miradas son tremendamente elocuentes, y la cineasta deja espacio para que sean esas las que dialoguen. Encontramos diferencias en la forma de acercarse a la otra mitad, la realidad de la joven Hikari, interpretada por una adolescente Aju Makita. Tanto en el origen de todo, desde una inocente y entusiasta historia de amor con un chico de su clase, hasta los primeros despuntes de melodrama (la visita al doctor, la reacción de su familia, el abandono del novio en cuestión, superado por las circunstancias), el arco de Hikari tendrá unas connotaciones inevitablemente más desbordadas a nivel dramático.Excesiva en su duración.
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