lundi 26 avril 2021

Juan Martin el Empecinado B. Pérez Galdós

 Anteriormente he contado a ustedes las hazañas de ejércitos, las luchas de los políticos, la heroica conducta del pueblo dentro de las ciudades; pero esto, con ser tanto, tan vario y no poco interesante, aunque referido por mí, no basta al conocimiento de la gran guerra.

Ahora voy a hablar de las guerrillas , que son la verdadera guerra nacional, del levantamiento del pueblo en los campos, de aquellos ejércitos espontáneos, nacidos en la tierra como la hierba nativa, cuya misteriosa simiente no arrojaron las manos del hombre; voy a hablar de aquella organización militar hecha por milagroso instinto a espaldas del Estado, de aquella anarquía reglamentada, que reproducía los tiempos primitivos. 

Novena novela de la primera serie de Los Episodios Nacionales, sin abandonar la trama guerrillera, Galdós retoma el relato de los amores entre Inés y Gabriel Araceli.  El autor da cabida a un tipo de confrontación bélica, la guerrilla, desatendido en el resto de episodios y resalta su importancia para expulsar a los franceses, al tiempo que señala el daño que su estela provocó en la política nacional. Para mostrar esta doble visión escogió al guerrillero que más altura moral le merecía, el Empecinado, famoso por sus acciones heroicas y su calidad humana. Muy amena

Tres tipos ofrece el caudillaje en España, que son: el guerrillero, el contrabandista, el ladrón de caminos. El aspecto es el mismo: sólo el sentido moral les diferencia. Cualquiera de esos tipos puede ser uno de los otros dos sin que lo externo varíe, con tal que un grano de sentido moral (permítaseme la frase) caiga de más o de menos en la ampolleta de la conciencia. Las partidas que tan fácilmente se forman en España pueden ser el sumo bien o mal execrable. ¿Debemos celebrar esta especial aptitud de los españoles para consagrarse armados y oponer eficaz resistencia a los ejércitos regulares? ¿Los beneficios de un día son tales que puedan hacernos olvidar las calamidades de otro día? Esto no lo diré yo, y menos en este libro donde me propongo enaltecer las hazañas de un guerrillero insigne que siempre se condujo movido por nobles impulsos, y fue desinteresado, generoso, leal, y no tuvo parentela moral con facciosos, ni matuteros, ni rufianes, aunque sin quererlo, y con fin muy laudable, cual era el limpiar a España de franceses, enseñó a aquellos el oficio.   Galdós (1874)


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