Las palabras de la noche N. Ginzburg
Había acompañado a mi madre al médico; volvíamos a casa por el camino que bordea el bosque del general Sartorio y sigue por el alto y musgoso muro de Villa Bottiglia.
Era octubre, comenzaba a hacer frío; en el pueblo, detrás de nosotras habían encendido los primeros faroles y el globo azul del Hotel Concordia iluminaba la plaza desierta con una luz irreal.
Dijo mi madre: -Noto como un pipo en la garganta. Al tragar, me duele.
Dijo:- General, buenas tardes. El general Sartorio había pasado junto a nosotros, levantando el sombrero sobre la cabeza plateada y llena de rizos, el monóculo en el ojo y el perro de la correa.
Mi madre dijo:- ¡Qué pelo tan bonito, todavía, a esa edad! Dijo:-¿Has visto cómo se ha puesto de feo el perro?
Narrada en primera persona por Elsa, una joven
burguesa de 27 años que vive con sus padres y su tía en un pueblo
italiano en la posguerra italiana. Intimista relata sucesos
cotidianos de las familias del pueblo, centrándose en la familia de
Balotta, proprietario de la fábrica y Tommasino, el hijo más joven
con el que mantiene una relación secreta. Opresión del pueblo, lo que se dice y lo que se calla.
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