En el invierno de mil ochocientos nueve a mil ochocientos diez las cosas de España no podían andar peor. Lo de menos era que nos derrotaran en Ocaña a los cuatro meses de la casi indecisa victoria de Talavera; aún había algo más desastroso y lamentable, y era la tormenta de malas pasiones que bramaba en torno a la Junta Central. Sucedía en Sevilla una cosa que no sorprenderá a mis lectores, si como creo, son españoles, y es que allí todos querían mandar. Esto es achaque antiguo y no sé qué tiene para la gente de este siglo el tal mando, que trastorna las cabezas más sólidas, da prestigio a los tontos, arrogancia a los débiles, al modesto audacia y al honrado desvergüenza. Pero sea loq ue quiera, ello es que entonces andaban a la greña, sin atender la formidable enemigo que por todas partes nos cercaba.
Gerona es la séptima novela, se narra el asedio de las
tropas francesas a la ciudad de Gerona a lo largo de la segunda mitad
del año 1809. Andrés Marijuán protagonista nos cuenta la
resistencia al asedio y las penalidades que sufrieron los habitantes
de Gerona, conducidos por Alvarez de Castro héroe y mártir. Se
centra más en los componentes humanos y menos en lo bélico,
mostrándonos cómo era el terrible día a día para los habitantes
de la ciudad, sumidos en el hambre y en la enfermedad y la locura. El
relato de las ratas hambrientas tiene humor y crudeza. Escalofriante
el relato que tiene lugar, y la representación de los actos que las
personas son capaces de realizar en estas circunstancias tan
extremas.
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