Como polvo en el viento L. Padura
- ¿Loreta? - preguntó, como si pudiera ser otra persona y no su madre quien la llamaba.
Solo tres horas antes, mientras desayunaba con su habitual desgano matinal el falso yogur griego, quizás realmente light, reforzado con cereales y frutas, y respiraba el aroma del café revitalizador que cada día Marcos se encargaba de colar, la joven había sentido la tentación de manipular su teléfono.
Con una estructura fragmentaria y contrapuntística, que va y viene del pasado al presente y del presente al pasado Padura muestra los entresijos argumentales de un “exilio eterno”, o lo que es lo mismo, el porqué de las motivaciones de Clara, Elisa, Bernardo, Darío, Irving, Horacio, Liuba y Fabio, Walter, Ramsés, Joel, Fabiola, Guesty, Marissa y Montse, un elenco de personajes atenazados por determinados acontecimientos del pasado y que los arrastra a un presente perpetuo. Personajes dañados por “los recuerdos o la nostalgia o la culpa. O el odio.” 669 Pg novela apasionante, anclada en el desarraigo con una sola excepción, la de Clara, epicentro de todos ellos -que será la única que permanecerá en la isla, y que supone el anclaje a la memoria, a la tierra propia, a sus olores y sabores, a su son y a sus calles y plazas, tan añoradas, esas que, por mucho que se desplacen en el mundo, no pueden olvidar los inmigrantes-.
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