La vida era eso C. Amoraga
Whitney Houston suena en la radio mientras William prepara café. La cocina está desordenada y todavía conserva los restos de la cena de ayer. No les gusta Whitney, pero es lo que hay, y canta ajena a la indiferencia. Whitney Houston suena en la radio mientras William prepara café. La
cocina está desordenada y todavía conserva los restos de la cena de
ayer.
La caja de la pizza está sobre la encimera, aún con las dos porciones que Giuliana dijo que metería en el frigorífico. William respondió:
—Eso, metelas esta noche y así las tirás mañana.
Ella le miró, molesta por el comentario, pero al verle la cara se dio cuenta de que sonreía y le contestó:
—Boludo.
Había
sido una buena tarde. Fueron juntos a la tutoría de la clase de Marie,
que últimamente andaba poco fina con las matemáticas y en casa estaba a
menudo como melancólica. La profesora los tranquilizó. Tiene nueve años,
les dijo, es normal que se descentre de vez en cuando. Todavía es una
niña.
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