El problema de los tres cuerpos. C. Liu
Los años de la locura
Pekín, año 1967
El Cuartel General de la Brigada del 28 de Abril llevaba dos días
siendo asediado por parte de la Liga Roja. Sus banderas se
arremolinaban en torno al edificio, retorciéndose como llamas que ansían
la leña.
El comandante de la Liga Roja sentía una gran desazón. Lo que le
preocupaba no eran los defensores del edificio; aquellos poco más de
doscientos guardias rojos de la Brigada del 28 de Abril eran meros
principiantes comparados con los suyos: los guardias rojos de la Liga,
formada en 1966 al inicio de la Gran Revolución Cultural Proletaria,
llevaban a sus espaldas múltiples y tumultuosas marchas revolucionarias a
lo largo y ancho del país, e incluso habían asistido a las grandes
concentraciones de Tiananmen para ver y escuchar en persona al
presidente Mao.
El motivo de su desasosiego era la docena de estufas de hierro
que había en el edificio, todas ellas repletas de explosivos y
conectadas entre sí por detonadores eléctricos. No podía verlas, pero
sentía su magnética presencia. Accionando un solo botón, todos,
revolucionarios y contrarrevolucionarios por igual, saltarían por los
aires ardiendo en llamas. Los jóvenes miembros de la Brigada del 28 de
Abril eran capaces de tal osadía y más. A diferencia de los hombres y
mujeres de la primera generación de guardias rojos, templados por mil y
una batallas, aquella nueva hornada de rebeldes resultaba tan
descontroladamente enajenada como una manada de lobos sobre carbón
ardiente.
Cixin Liu comienza llevándonos a uno de los episodios más revueltos de la historia reciente de China: la Revolución Cultural.
En este contexto de “limpieza ideológica” dentro del régimen comunista,
Ye Wenjie presencia la tortura y muerte de su padre, profesor de
física, y el reclutamiento de esta joven científica para un proyecto muy
ambicioso: Costa Roja.
Décadas
más tarde Wang Miao, especialista en nanomateriales, es contactado por
las autoridades como parte de una investigación de una sociedad
emergente llamada Fronteras de la Ciencia,
que podría estar implicada en el suicidio de varios científicos.
Tirando del hilo Wang conoce a Ye Wenjie y un misterioso videojuego llamado Tres Cuerpos, que presenta un mundo cuyo desarrollo está sujeto al problema de la física del que toma nombre.
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