Manifiesto W.Klein
Comisariada por Raphaëlle Stopin, la exposición propone unir todos los segmentos de la obra pictórica,
fotográfica, gráfica y cinematográfica del artista.
Klein inicia sus exploraciones fotográficas a principios de los 50,
centrándose en la sombra y la luz, fundamentos de la fotografía. A los
20 años se traslada a París, donde centrará sus esfuerzos en construir
su propia colección de pinturas abstractas. Este Klein pintor hace suyo
el medio fotográfico, utilizándolo para extender el alcance de sus
abstractos. Pero, pronto, su mirada se volverá hacia la multitud:
hombres, mujeres, adolescentes, ancianos, niños, trabajadores,
aristócratas…
La muestra reafirma así la obra visionaria de
Klein como una de las más destacadas del siglo XX y, sobre todo, pone de
relieve una visión clara y feroz del núcleo de la sociedad moderna.
Los múltiples rostros reflejados en las obras narran la historia de una
humanidad cosmopolita, ruidosa, alegre, vivida y observada por un
hombre que se regocija sin descanso en su embriagador movimiento.
Geometría urbana y geometría humana. La estética de William Klein nos
habla de un siglo en movimiento, un siglo de cambios, creaciones y
revoluciones. Siempre ubicado en el centro, cerca del foco para captar
mejor las líneas de tensión, construyó durante una década (la de 1950)
estos grandes conjuntos en el corazón de Nueva York, luego en Roma,
Moscú y Tokio, que hoy son monumentos de la historia de la fotografía.
Siempre en movimiento, la fotografía acompaña a la multitud y se mezcla con ella.
Aquí invita al juego a un niño y allí interpela a una pareja en moto.
Vespas circulando por el macadán, luces de neón que se extienden en la
noche de Broadway: la era contemporánea está en marcha. Con él pronto se
descubre la sociedad del espectáculo. Klein también estará allí,
trabajando para la televisión y fotografiando para la prensa de moda
hasta que el cine venga a llenar el deseo de movimiento del fotógrafo.
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