mercredi 1 mai 2019

Balthus

Primera exposición monográfica en España dedicada a Balthus (1908-2001) esta retrospectiva organizada conjuntamente con la Fondation Beyeler en Riehen / Basilea  reúne pinturas clave de todas las etapas de su carrera desde la década de 1920.

Las pinturas están colocadas de manera cronológica junto a unas cartelas más extensas de lo habitual por el interés didáctico en el que ha querido incidir López-Manzanares. 

Wim Wenders lo definió de manera bastante exacta: "Todos los grandes pintores nos enseñan a ver. Balthus nos lleva a un mundo que es solo suyo. No era surrealista ni realista, ni perteneció a ningún otro ismo. Sus cuadros son radicalmente originales, invenciones únicas e independientes".



Él mismo llegó a señalar algunas de sus influencias en la tradición histórico-artística: desde Piero della Francesca a Caravaggio, Poussin, Géricault o Courbet. En un análisis más detenido, se observan también referencias a movimientos más modernos, como la Nueva Objetividad, así como de los recursos de las ilustraciones populares de libros infantiles del siglo XIX, como Alicia en el País de las Maravillas, esta última una estética que atraviesa sus representaciones y retratos de chicas y adolescentes, que le han valido no pocos intentos de censura.    
Entre los 47 cuadros que reúne la muestra se encuentra el que causó polémica 'Thérèse soñando', de 1938, que viene del Metropolitan Museum de Nueva York, la pintura en la que una jovencita ensimismada deja ver sus bragas, con un gato a sus pies bebiendo leche, y que quisieron vetar más de 12.000 personas que firmaron un manifiesto para que se retirara, a lo que el museo se negó.


Su particular lenguaje pictórico, de formas contundentes y contornos muy delimitados, combina los procedimientos de los maestros antiguos con determinados aspectos del surrealismo, y sus imágenes encarnan una gran cantidad de contradicciones, mezclando tranquilidad con tensión extrema, sueño y misterio con realidad, o erotismo con inocencia.

Le horrorizaban las masas ante los cuadros de los museos. También, pintar en exceso. “Hay que volver a la lentitud de Giotto, a la exactitud de Masaccio, a la precisión de Poussin”. Por eso su producción es lenta y cuidada –ha pintado alrededor de 225 cuadros a lo largo de su vida-. Una obsesión que hizo exclamar a su amigo Artaud: “Es un hombre que se eterniza ante el lienzo”.
Video presentación.

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