
El cambio de siglo trajo a toda Europa un redescubrimiento del mar,
y en concreto del Mediterráneo, que no se había dado hasta el momento; y
no fue solo en el ámbito estético. Se pusieron de moda los baños de
sol, beneficiosos para la salud tanto del cuerpo como del alma, y los
herederos del impresionismo buscaron la luz y el color vibrante de las
olas.El Mediterráneo como paisaje, como espacio geográfico, pero también como cultura, como idea. Con todos sus matices, el Mediterráneo se convirtió en motor de renovación del arte para pintores
como Monet, Renoir, Cézanne, Seurat, Derain, Braque, Bonnard, Matisse,
Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo, Joaquim Mir, Joaquim Sunyer, Picasso,
Giorgio de Chirico o Carlo Carrà, por citar sólo algunos nombres.La exposición Redescubriendo el Mediterráneo pretende hacer un recorrido a través de pinturas y esculturas
de aquellos artistas que, en ese periodo, encontraron un momento feliz
en el modo de hacer arte y de representarlo. El Mediterráneo como
reconciliación con el pasado pero también como lugar de libertad
artística se convertirá en una de las grandes referencias para la creación y evolución de un arte moderno.
Está dividida en cuatro espacios:
España: Valencia,
Cataluña y Palma de Mallorca son algunos de los lugares en los que por
su ubicación geográfica la pintura moderna española encontró, desde
mediados del siglo XIX, uno de sus referentes. Comenzaron a valorarse la
naturaleza y las actividades playeras junto al turismo y el veraneo. Ignacio Pinazo y Joaquín Sorolla fueron algunos de los artistas que, durante estos años, dirigieron su mirada al Mediterráneo.
Francia: El sur de
Francia se convirtió a partir de 1880 en uno de los destinos preferidos
por los pintores que buscaban nuevos horizontes. El Midi [el mediodía o sur francés]
se convirtió en una especie de taller a cielo abierto para varias
generaciones de pintores que huyen de los embates del mundo urbano. La
identificación fue tal que cuando hoy en día hablamos de “los talleres
del Midi” nos cuesta disociar a los artistas de los lugares en los que
residieron: Aix-en Provence con Cézanne, Arles con Van Gogh, Niza con Matisse, Cannet con Bonnard o Cagnes-sur-Mer con Renoir.
Italia: Las obras de los
artistas italianos parecen inherentes a la cultura mediterránea. Más
allá del tema o la escena que representan, prevalece la idea que cada
uno de estos artistas traslada a sus pinturas, como si se tratara de
recuperar un pasado mítico que, por derecho propio, les pertenece. Los
artistas italianos que presentamos en esta exposición basarán sus ideas
en la recuperación de lo antiguo, el mito y el clasicismo sin olvidar
la reconciliación con la pintura moderna en la que ellos mismos se inscriben.
Matisse y Picasso: Tanto la obra de Matisse como la de Picasso
parecen aglutinar aspectos de buena parte de los artistas presentes en
la exposición. La placidez que transmiten las composiciones de Matisse,
recogen aspectos de Bonnard, de algunos fauves e incluso de ciertos
artistas valencianos y catalanes. Por otro lado, la ambivalencia de las
obras de Picasso: narrativas algunas, clásicas y primitivas a un tiempo,
muestran toda la agresividad y la melancolía del artista, de una vida.
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