Niebla en Tánger C.López Barrio
Madrid, 12 de diciembre de 2015
Tiene el aliento de vidrio. se ha despertado en una habitación de paredes rojas. Aún es de noche. Respira aliviada. Hay una ventana con las cortinas entreabiertas. La luz de un cartel de neón parpadea sobre la cama, sobre su vientre desnudo. No se atreve a moverse. Escucha el ruido de los coches, la madrugada envuelve la Gran Vía en un atasco. Recuerda dónde está. Quién es. Qué ha hecho. El permanece a su lado, vivo, sumergido en la respiración de los sueños. ¿Qué hora será?, se pregunta. Siente frío. Los pezones helados. Las piernas entumecidas. El vientre azul por el destello del neón. El sexo aún consciente de lo que ha ocurrido. Hay más que indicios de que todo es verdad. pero he de marcharme. Deben de ser más de las dos. ¿Y si se despierta? Le late el corazón en la garganta. El duerme bocaabajo con el rostro hacia ella. El dibujo del cuerpo sin ropa, de la piel del hombre sobre las sábanas, será también testigo de los hechos. Se levanta, los muslos frágiles, la cabeza embotada, los labios ardiendo.
Finalista del Premio Planeta 2017
Dos novelas en una. 1951 Paul Dingle desapareció en el puerto de Tánger
sin que se llegara a saber qué fue de él. Sesenta y cuatro años después,
Flora Gascón cree, quizá no sin fundamento, que es el mismo hombre del
que se ha enamorado, después de tener una aventura en Madrid.
Entre ellos hay un elemento común: Niebla en Tánger,
la novela que Paul tenía en su mesilla de noche. Ya en Tánger, Flora
buscará a la autora de la novela para intentar desvelar quién es
verdaderamente su amante y dónde hallarlo.
La novela transporta al Táger mítico de ciudad internacional, emociones, olores, ruidos, personajes que te atrapan, el café Fuentes, el café Central, judios, musulmanes, cristianos, el cementerio, Ibn Battuta, la brujería, los dulces de chubarquía, el Zoco Chico y el Zoco Grande...
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