mercredi 8 août 2018

Esperando al rey J.M.Pérez Peridis

Avanzaba lentamente la tarde y en el castillo de Monterroso, desdibujado por la niebla, todo el mundo aguardaba expectante la llegada del cortejo regio. Estaba la fortaleza por aquel entonces bajo el gobierno del noble más importante de Galicia, el conde Fernando Pérez de Traba, gran devoto del apóstol Santiago.
La servidumbre al mando de la dueña Teodomira había trabajado afanosamente durante semanas para que el orden y la limpieza brillaran en todas las dependencias de la fortaleza, especialmente las reservadas para el alojamiento del príncipe.
La novela arranca en la infancia del los hermanos Fernando y Sancho, hijos del emperador Alfonso VII. Como era costumbre en la época en sus circunstancias, los hermanos son criados por familias nobles cercanas al Rey. El príncipe Fernando, futuro rey de León, crece bajo la tutela del Conde de Traba en el Castillo de Monterroso, Galicia. Allí crece junto a la hija del conde, Teresa, relación que marcará el futuro de Castilla. Teresa constituyó su primer amor, su refugio y consuelo de infancia.
Fernando es llamado, junto con Sancho por orden de su padre. El emperador Alfonso VII reúne a toda su corte para comunicarles una decisión trascendental. A su muerte, el reino quedaría dividido entre sus hijos, dejando a Sancho, su reflexivo y débil primogénito, el reino de Castilla; y a Fernando, su impulsivo hijo menor, la corona de León.
Con este reparto de territorios que no contentaba a nadie, comienza un enfrentamiento entre las familias más relevantes: los Castro y los Lara. Fernando se mostrará más cercano a los Castro mientras que Sancho se declinará por los Lara.
Sancho se casa con Blanca de Navarra mientras que Fernando permanece soltero. En emperador Alfonso VII muere en una contienda contra los almohades en Almería comenzando así una lucha abierta entre los hermanos, lo que significada la fractura total del reino.
Blanca muere consecuencia de un parto complicado del que no llega a recuperarse y Sancho haría lo propio apenas tres años después en extrañas circunstancias, dejando a un rey que aún no ha cumplido los cuatro años de edad huérfano frente a su tío, sin descendiente aún.
Sancho dispuso que, a su muerte, la custodia del niño pasara a los Castro mientras que la regencia del reino quedaba en manos de los Lara. Esta situación es muy delicada y los Lara intentan que el niño-rey no caiga en manos del malévolo Fernán de Castro, muy alineado con el tío del pequeño, Fernando.
El enfrentamiento de ambas familias por el niño-rey se recrudece hasta el punto de que Fernando reclama la custodia de su sobrino pactando la entrega en Soria. Algo que nunca sucede, quedando el niño finalmente a cargo de Nuño de Lara que estaba casado con Teresa, hija del conde de Traba y compañera de infancia del rey de León Fernando.
Nuño de Lara criará al niño rey y asumirá la regencia del reino de Castilla hasta la mayoría de edad del rey Alfonso VIII.

La novela es un relato histórico donde los personajes están muy desarrollados. Las grandezas y las miserias de sus protagonistas nos acompañan durante todo la historia.
Cuando la reina Leonor viaja para encontrarse con Alfonso conoce a Raquel y ambas, amante y esposa de Alfonso, se hacen amigas. Y llega acompañada de una monja que resultará ser la hija bastarda y clandestina del antiguo rey Sancho de Castilla.
Teresa es, sin duda alguna, la verdadera protagonista de la novela. Una auténtica reina de Castilla en la sombra. Es el eje alrededor del cual se construyen y fluyen los acontecimientos.
Los personajes femeninos se imponen en protagonismo al de los hombres. Teresa y Cecilia son fundamentales, pero hay otra muchas mujeres que marcan el destino de los hombre, de los reyes, de los reinos.
Personajes de gran relieve como la judía Raquel la Fermosa, la dueña Teodomira, la monja Dorotea… dotando así a la novela de pasión, drama, amor y desamor. Una combinación perfecta para mantener al lector en vilo.

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