La sonrisa de Angelica A.Camilleri
Se despertó de repente y se incorporó con los ojos bien abiertos. Acababa de oir a alguien hablando dentro del dormitorio. Y dado que estaba solo en casa, se alarmó.
Al cabo de un momento le entraron ganas de reír, porque recordó que Livia había llegado de improviso a Marinella la víspera para darle una sorpresa-agradabilísima, al menos la principio-, y ahora dormía como un tronco a su lado.
Por la ventana entraba un hilo de luz violácea del alba todavía incipiente. Sin siquiera mirar el reloj, Montalbano cerró los ojos con la esperanza de dormir unas horitas más. Pero unos segundos después un pensamiento le hizo abrirlos de nuevo como platos. Si alguien había hablado en el dormitorio, sólo podía ser Livia. Y por tanto, lo había hecho en sueños.
Una serie de robos ejecutados de forma
extremadamente ingeniosa y audaz se extienden de la noche a la mañana
entre los habitantes más adinerados de Vigàta. Los cacos logran
desvalijar simultáneamente la residencia principal y la de veraneo, y,
en pocos días, enormes sumas en efectivo, joyas y valiosísimas obras de
arte pasan de las manos de sus dueños a las de estos expertos
delincuentes que, en apariencia, lo tienen todo calculado.Ameno.
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