lundi 24 juillet 2017

La sonrisa de Angelica A.Camilleri

Se despertó de repente y se incorporó con los ojos bien abiertos. Acababa de oir a alguien hablando dentro del dormitorio. Y dado que estaba solo en casa, se alarmó.
Al cabo de un momento le entraron ganas de reír, porque recordó que Livia había llegado de improviso a Marinella la víspera para darle una sorpresa-agradabilísima, al menos la principio-, y ahora dormía como un tronco a su lado.
Por la ventana entraba un hilo de luz violácea del alba todavía incipiente. Sin siquiera mirar el reloj, Montalbano cerró los ojos con la esperanza de dormir unas horitas más. Pero unos segundos después un pensamiento le hizo abrirlos de nuevo como platos. Si alguien había hablado en el dormitorio, sólo podía ser Livia. Y por tanto, lo había hecho en sueños.
 Una serie de robos ejecutados de forma extremadamente ingeniosa y audaz se extienden de la noche a la mañana entre los habitantes más adinerados de Vigàta. Los cacos logran desvalijar simultáneamente la residencia principal y la de veraneo, y, en pocos días, enormes sumas en efectivo, joyas y valiosísimas obras de arte pasan de las manos de sus dueños a las de estos expertos delincuentes que, en apariencia, lo tienen todo calculado.Ameno.

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