La vida negociable L.Landero
Señores,
amigos, cierren sus periódicos y sus revistas ilustradas, apaguen sus
móviles, pónganse cómodos y escuchen con atención lo que voy a
contarles. Cuando yo era adolescente, cuando apenas sabía nada del mundo
de los mayores ni tenía clara conciencia del bien y del mal, e ignoraba
por tanto de qué manera prodigiosa puede llegar uno a convertirse en un
momento, quizá sin advertirlo, como en un cara o cruz, en un canalla o
en un santo, un día mi madre me llevó con ella a un lugar secreto, y yo
supe que era secreto porque eso fue lo primero que me dijo en cuanto
llegamos allí.
Landero le ha confesado a la periodista Elena Hevia
que el origen de esta novela está en la figura de su protagonista, y
más en concreto, en una imagen que le rondaba por la cabeza, en la que
una madre deja a su hijo en un comercio, al cuidado de alguien, mientras
ella desaparece durante unas horas, quizá para encontrarse con su
amante, confiándole al chico su secreto. A partir de aquí, el relato se
abre a numerosas posibilidades, pues, la existencia de Hugo dependerá
del uso que haga de la confidencia que le ha hecho su madre.
La historia está contada en primera persona por el protagonista, aunque
en ocasiones le ceda la voz a otros personajes, y en diversos momentos
se imponga el diálogo. Hugo rememora su vida, se trata de una atípica
novela de aprendizaje, en los términos propios de la picaresca, aunque
más bien represente –en esencia— a un pícaro impostor. El relato se
compone de dos partes semejantes, con 13 capítulos cada una. La trama
aparece articulada por tres secretos, los dos que le trasmiten a Hugo
sus padres, y el que le confiesa Leo, su novia. El poder que le otorga a Hugo el conocimiento de los secretos será el punto de partida de su envilecimiento.
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