Sofía o el origen de todas las historias R.Schami
Ese día, Aída iba especialmente insegura. Aunque mantenía el equilibrio en la bicicleta, miraba constantemente el manillar, y la rueda delantera dibujaba una línea ondulada sobre el pavimento. Karim le advertía:—Mira hacia delante, olvídate del manillar, son tus ojos los que mandan.Pero sus ojos se dirigían, como hipnotizados, al brillante arco que tenía entre las manos. Era el «bautismo de fuego», como llamaba Aída al recorrido en bicicleta del pasaje Yasmín. Llevaba unas alpargatas blancas, un pantalón azul y una camiseta a rayas rojas y blancas. Se había recogido el pelo, largo y gris, en una cola de caballo. Cada vez que se tambaleaba, soltaba una sonora risa, como si quisiera ahogar con ella los latidos de su corazón. Karim sujetaba con firmeza la bicicleta por el sillín. Había comprado esa robusta bicicleta holandesa hacía treinta años. Le encantaba, y durante todo ese tiempo no había permitido que nadie montara en ella. Y nunca había imaginado que eso fuera a cambiar hasta que, aproximadamente un mes atrás, Aída le preguntó si había algo que él no supiera hacer y que siempre hubiera deseado aprender. Ya llevaban medio año juntos.
Nacido en Damasco y exiliado en desde hace más de cuarenta años en Alemania Schami mezcla los cuentos orientales de las 1001 noches con una historia en la Siria real, los años previos a la guerra, la nostalgia de la juventud idealiza el presente, Salman no parará hasta volver a pisar las calles de Damasco. Pero la añoranza le pondrá en situaciones difíciles. Buen contador de historias.
Nacido en Damasco y exiliado en desde hace más de cuarenta años en Alemania Schami mezcla los cuentos orientales de las 1001 noches con una historia en la Siria real, los años previos a la guerra, la nostalgia de la juventud idealiza el presente, Salman no parará hasta volver a pisar las calles de Damasco. Pero la añoranza le pondrá en situaciones difíciles. Buen contador de historias.
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