Lo que esconde tu nombre C. Sánchez
Sabía lo que
estaba pensando mi hija mientras me miraba hacer la maleta con sus penetrantes
ojos negros y un poco asustados. Los tenía como su madre y los labios finos
como yo, pero según se hacía mayor y su cuerpo
se ensanchaba había acabado pareciéndose más y más a ella. Si la comparaba con
fotos de Raquel de cuando tenía
cincuenta años eran como dos gotas de agua. Mi hija pensaba que era un viejo
loco y sin remedio obsesionado por aquel pasado que ya a nadie le importaba y
del que no era capaz de olvidar ni un día, ni un detalle, ni una cara, ni un
nombre, aunque fuese un largo y difícil nombre alemán, y sin embargo a menudo
tenía que hacer un gran esfuerzo para recordar el título de una película.
¡Qué pena!, con el buen comienzo que tiene, se desinfla enseguida. A
pesar de ser un tema interesante, la trama es infumable, con unos
personajes que no se los cree nadie, salvando al simpático vejete.
Premio Nadal totalmente prescindible.
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