vendredi 24 août 2012

La excursión a Tindari A.Camilleri

 
Que estaba despierto lo comprendía porque su cabeza razonaba con lógica y no siguiendo el absurdo laberinto del sueño, porque oía el susurro regular de las olas y sentía la suave brisa del amanecer penetrando a través de la ventana abierta de par en par. Pero él se empeñaba en mantener los ojos cerrados: sabía que todo el mal humor que lo mortificaba por dentro se derramaría por fuera en cuanto abriera los ojos y le induciría a hacer o decir bobadas de las que poco después tendría que arrepentirse.
El asesinato de un joven y la desaparición de una pareja de viejecitos parecen ser dos hechos aislados y sin embargo… forman parte de una siniestra organización de transplantes.

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