La excursión a Tindari A.Camilleri
Que estaba despierto lo
comprendía porque su cabeza razonaba con lógica y no siguiendo el absurdo
laberinto del sueño, porque oía el susurro regular de las olas y sentía la
suave brisa del amanecer penetrando a través de la ventana abierta de par en
par. Pero él se empeñaba en mantener los ojos cerrados: sabía que todo el mal
humor que lo mortificaba por dentro se derramaría por fuera en cuanto abriera
los ojos y le induciría a hacer o decir bobadas de las que poco después tendría
que arrepentirse.
El asesinato de un joven y la desaparición de una pareja de viejecitos
parecen ser dos hechos aislados y sin embargo… forman parte de una siniestra
organización de transplantes.
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