La inteligencia fracasada J.A. Marina
Los estilos afectivos sociales condicionan la vida del individuo, ampliándola o disminuyéndola. El odio, la agresividad, la envidia, la impotencia, la soberbia, extravían a las sociedades. Según Fukuyama, en los años sesenta se produjo una gran ruptura social. Aumentó la delincuencia, se generalizaron las disoluciones familiares y disminuyó la confianza entre los ciudadanos. Estos tres fenómenos derivaban de un cambio más profundo, a saber, de una quiebra del capital social, de la inteligencia comunitaria, que por un cóctel tóxico de malas creencias y malos sentimientos acabó planteando más problemas de los que era capaz de resolver. Las sociedades pueden encanallarse cuando se encierran en un hedonismo complaciente, y carecen de tres sentimientos básicos: compasión, respeto y admiración.
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