Max Ernst Paris 1922-1928
Los años veinte fueron un periodo de gran efervescencia intelectual y creativa en los que el arte y el mundo de las ideas acogieron las enormes transformaciones originadas por la exploración de territorios que, como el inconsciente, los sueños o la imaginación, se sitúan más allá de la razón. A pesar de ser una figura central del surrealismo y de su impronta en el arte español gracias a la difusión de su trabajo en revistas especializadas y a su participación en exposiciones de la época Ernst está escasamente representado en las colecciones públicas españolas. Se conservan dos obras en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y cuatro en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, a las que ahora se suma este extraordinario conjunto depositado en el museo de Bilbao.
Objetos sin aparente relación entre sí han sido reunidos de manera libre en el cuadro, , en el que destacn, de espaldas, dos cuerpos femeninos desnudos representados de forma realista. A la derecha, una figura masculina transparente que, mano en alto, trata de aproximarse a las mujeres, así como otros elementos tubulares y vegetales, sensuales y orgánicos, aluden a lo onírico y fantástico.


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