dimanche 15 juin 2025

La vida, después A. Gurnah

Jalifa tenía veintiséis años cuando conoció al mercader Amur Biashara mientras trabajaba para una modesta casa de préstamos propiedad de dos hermanos guyaratíes. Los prestamistas indios eran los únicos que tenían tratos con los mercaderes locales y se adaptaban a su forma de comerciar. Los grandes bancos pretendían imponer el papeleo, los avales y las garantías a la hora de gestionar los negocios, algo que los mercaderes locales no siempre veían con buenos ojos, pues se valían de redes y asociaciones invisibles para el común de los mortales. Los hermanos daban trabajo  Jalifa porque estaba emparentado con ellos por parte de padre. Decir que estaban emparentados tal vez sea exagerar, pero su padre también era de Guyarat, lo que para el caso venía a ser lo mismo. La madre de Jalifa era una campesina a la que su padre había conocido mientras trabajaba en la finca de un gran terrateniente indio donde pasó la mayor parte de su vida adulta, a dos jornadas de distancia de la ciudad.
Cuando todavía era un niño, Ilyas les fue arrebatado a sus padres por las tropas coloniales alemanas; tras años de ausencia y de batalla contra su propio pueblo, regresa a la ciudad de su infancia, donde sus padres han desaparecido y su hermana Afiya ha sido dada en adopción. Otro joven regresa al mismo tiempo: a Hamza no lo robaron para que combatiera, sino que lo vendieron. Con tan sólo sus ropas a la espalda, se limita a buscar trabajo y seguridad... y el amor de la hermosa Afiya. Apenas acaba de comenzar el siglo XX y alemanes, británicos, franceses y demás países se han repartido el continente africano. Es la lucha del individuo colonizado y su conciencia de sí contra la despersonalización sistemática a la que lo somete el colonizador, el tema que cohesiona las historias entrecruzadas de La vida, después, novela publicada en 2020. Situada en el periodo histórico que va de la Primera Guerra Mundial al declive del colonialismo posterior a la segunda gran guerra, La vida, después, sin embargo, no sigue de manera puntual las vidas de los personajes centrales, sino que sólo destaca ciertos momentos, mientras que otros los aborda tangencialmente o apenas los insinúa.

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