La Babilonia, 1580 Susana Martín Gijón
26 de abril del año de Señor de 1562 El calor se abate como plomo derretido sobre la muchedumbre. Sin embargo, no parece importar a los miles de personas aglutinadas en la plaza. Desde la aristocracia hasta los más desamparados de la sociedad, nadie quiere perderse el espectáculo. Hace tres jornada que está llegando el público, tanto que en toda Sevilla no se hallan posadas y muchos han trasnochado a la intemperie. La ciudad esta engalanada de punta a punta. Balcones, fachadas y ventanas lucen tapices y colgaduras para festejar la ocasión. Aún así, tan solo los más adelantados entre los pecheros han logrado un buen sitio en el andamiaje. Los palcos están reservados para las autoridades, que comienzan a aparecer con sus comitivas. Ellas no necesitan madrugar; los marqueses, señoras y caballeros muy principales tampoco: tienen su emplazamiento en una grada preparada a tal efecto. Para quien posee los dineros, pero no la condición, se cuece un tejemaneje de subastas en las que más de uno desembolsa sus buenos ducados.
Detrás de una trama adictiva que no decae, se nota el arduo trabajo de investigación que ha realizado la autora, dejándonos un paisaje detallado de cómo era la vida y las gentes de este periodo tan poco explotado en la literatura como es la transición entre Edad Media y Renacimiento, siendo Sevilla la ciudad más importante de la época gracias a su puerto fluvial, y poseyendo uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. Intercalada con la trama principal, Susana nos va narrando la historia de una de las culturas tan fascinantes como desconocidas como es la del Imperio de Mali del siglo XI. Como la propia autora señala al final del libro, los protagonistas que aparecen en su narración son reales, tomándose algunas licencias a la hora de construir la historia. Pero a la vez es en esta parte donde tal vez la novela adolece un poco, puesto que esta trama no aporta mucho al hilo principal de la novela, cumpliendo solo con el propósito de “descanso” de la acción, a la vez que subraya el valor y coraje de nuestra protagonista. No solo aquí la autora se sirve de personajes reales, puesto que a los que los secundan son conocidas figuras de la historia, dando más consistencia y solidez a la trama. Entretenido.
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