El 47 M.Barrena
Barcelona, 1978. Manolo Vital es un conductor de autobús que toma la resolución de conseguir sea como sea que el transporte público llegue hasta Torre Baró, su barrio de residencia, situado en lo alto de una cuesta en una zona recóndita de la ciudad.
Estamos en el año 1978 (el de la Constitución) y las primeras elecciones municipales democráticas tras la dictadura se habían celebrado un año antes, en 1977. El alcalde de Barcelona se llamaba Narcís Serra, del PSC. Los primeros ayuntamientos democráticos empiezan a integrar los barrios obreros surgidos sin planificación en los años 60 y 70. Las escenas con mayor fuerza de son aquellas en las que están mano a mano los dos personajes (Manuel Vital y Carme Vila) en diálogo y a veces en choque, pues los roles sociales de ambos son diferentes, como diferentes son sus orígenes: él rojo y campesino y ella monja dedicada a ayudar a los emigrantes y que colgaría los hábitos cuando surgió el amor entre ambos. Son lo mejor de la película, lo más conseguido. Hay dos decisiones discutibles: una es convertir a Manuel Vital (el real) en un héroe casi solitario, cuando el real de verdad formaba parte de un movimiento vecinal estructurado.
En cualquier caso, una película muy recomendable.
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