La herencia de Eszter S.Márai
No puedo saber qué
más tiene Dios previsto para mí. Sin embargo, antes de morir,
quisiera poner por escrito el relato del día que Lajos vino a verme,
por última vez, para despojarme de todos mis bienes. Voy postergando
la escritura de estas notas desde hace tres años; pero, ahora, tengo
la sensación de Que una voz, de la cual no me puedo defender, me
está apremiando para que escriba la historia de aquel día y de todo
lo demás que sé sobre Lajos. Es mi deber, y ya no me queda mucho
tiempo para cumplir con él. Las voces así son inequívocas. Por eso
las obedezco, en el nombre de Dios. Ya no soy joven, y mi salud está
debilitada: pronto habré de morir. ¿Acaso tengo miedo a la
muerte?...Aquel domingo en el que Lajos vino a verme por última vez,
se me curó hasta el miedo de morir. El hecho de que sea capaz de
esperar a la muerte con tranquilidad, quizá se deba a que el tiempo
no me ha perdonado;
La herencia de Eszter se desarrolla de una forma totalmente inesperada y
paradójica. El vividor y mentiroso Lajos, con su inagotable energía, es
un vendaval de vitalidad, alegría y pasión por la vida que sólo por el
hecho de existir pone permanentemente en entredicho la aparente solidez
de las convenciones morales más arraigadas. Deja perpleja que a lo largo de la novela, una serie de personales heridos, dan carta de natural a lo inaguantable.Aplastados por un destino intocable resulta fatalista, anulan el
poder salir adelante a unos personajes que pese a tener carácter, se
dejan hundir ellos mismos.
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