samedi 24 août 2024

La costilla de Adán A. Manzini

Eran días de marzo, días que regalan destellos de sol y promesas de la primavera que está por venir. Los rayos, aún tibios, incluso fugaces, colorean el mundo e invitan a la esperanza. Pero no en Aosta. Había llovido toda la noche, y las gotas de aguanieve habían martilleado la ciudad hasta las dos de la madrugada. Luego la temperatura había descendido varios grados y claudicado ante la nieve, que cayó en pequeños copos hasta las seis, cubriendo calzadas y aceras. Al alba, la luz del sol había despuntado diáfana y febril, revelando una ciudad blanqueada, mientras los últimos copos revoloteaban y caían en espiral sobre las aceras. Las nubes ocultaban las montañas y la temperatura era de unos pocos grados bajo cero. Después se había levantado inesperadamente un invierno hostil que había invadido las calles d ella ciudad como una marabunta de cosacos borrachos , abofeteando hombres y cosas.

 Una mujer aparece ahorcada en su casa, aunque por las marcas del cuello todo hace pensar en que primero fue asesinada y luego colocada para simular un suicidio. Las pruebas van apuntando a un culpable, sin embargo hay algo que no le cuadra al subjefe Schiavone. Curiosamente el propio diario de la muerta le dará la solución y será Rocco quien, una vez más, sentencie la pena.




Aucun commentaire: