Liquidación final P. Márkaris
Están sentadas la una frente a la otra en dos sillones de respaldo bajo y con reposa brazos de madera. Ante ellas, sobre una mesita, hay un televisor del tamaño de un viejo monitor de ordenador, y está encendido, pero ninguna de las dos mira la pantalla. Tienen los ojos cerrados y la cabeza vencida a un lado. En la calle, un emigrante toca en el acordeón uno de aquellos valses con los que, antaño, los recién casados inauguraban el baile tras el banquete de bodas. Las otras dos están en la habitación contigua, un dormitorio, tendidas en una cama de matrimonio y con la mirada fija en el techo. Las cuatro visten con sencillez, con ropa barata como la que venden en las tiendas de los barrios humildes. Tres de ellas llevan chaqueta de lana negra, porque llovizna y hace frío. La cuarta luce un vestido pasado de moda, con un estampado de florecitas silvestres. Las dos mujeres qu están en la salita llevan medias gruesas y zapatos negros planos. las otras dos, como buenas amas de casa, han dejado sus zapatillas junto a la cama y se han acostado sólo con las medias.
Segunda parte de la trilogía de la crisis, es la historia de un asesino en serie que envía cartas a grandes defraudadores de Hacienda instándoles a pagar sus deudas o morirán. En un país en ruinas, con suicidios por falta de oportunidades o por imposibilidad material de seguir vivo. Inmediatamente el Recaudador nacional se hace popular al conseguir que de pronto ingresen cantidades ingentes a la Hacienda pública, resaltando la inutilidad de politicos y Administración. El final es un poco flojo.
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