Los dos lados T. Cardona

La teniente Karen Blecker mantuvo la mirada fija en el ordenador, que parecía reprocharle las dos semanas de ausencia negándose a arrancar. Apretó el ratón varias veces sin conseguir ningún cambio. Con los ojos descansando en el negro, Karen se regodeó en el último fin de semana pasado con Philippe en Bretaña. Aunque de los cuatro días planeados él sólo había podido quedarse dos, había merecido la pena. Habían paseado pro la playa decorada por las patas de las gaviotas y recogido almejas en la marea baja, no habían tocado ningún tema fuera del aquí y ahora , y habían disfrutado cada instante sin pensar ni cuestionar ni el ayer ni el mañana. Todo el camino de vuelta a Madrid se había reprochado el no haber peguntado las miles de cosas que estaban en el aire, pero que no quiso expresar en el momento para no romper la magia entre los dos.

 

Agosto 2016, fiestas de San Lorenzo. Próximo al Monasterio de El Escorial, Toño Martín, jardinero en una casa señorial, encuentra el cadáver maniatado de un hombre. La muerte le sobrevino por deshidratación por lo que su fallecimiento fue premeditadamente cruel. La teniente de la Interpol con destino en el pueblo, Karen Blecker, comienza la investigación ayudada por el brigada Cano. Las pistas les conducen muy pronto a otro crimen ocurrido hace veintisiete años en el cual perdió la vida un niño de manera similar. A pesar de las no pocas personas que se movían alrededor del fallecido, Blecker y Cano no tienen sospechosos. Dos relatos diferentes que acaban por converger en la solución final. En la parte que concierne al verano de 1989, la autora relata en una larga exposición y con una narrativa costumbrista el ambiente vacacional, esas tardes de verano que transcurren despacio sin preocupaciones. Niños, juegos, profesores particulares y recuperación de asignaturas. El tiempo pasa lentamente entre el calor, los mosquitos, rastrillos y jardines soleados.