mardi 2 août 2022

Saliendo de la estación de Atocha B.Lerner

La primera fase de mi investigación implicaba despertarme entre semana en un ático apenas amueblado, el primer piso que vi al llegar a Madrid, o dejarme despertar por el ruido de la plaza Santa Ana, incapaz de asimilarlo del todo en mis sueños, y luego poner la cafetera oxidada al fuego y liarme un porro mientras esperaba a que saliera el café. Cuando el café estaba listo abría la claraboya, del tamaño justo para colarme por ella subido subido de pie en la cama, y me tomaba el café y el porro en el tejado con vistas a la plaza donde los turistas se sentaban a las mesas metálicas con sus guías de viaje y el acordeonista ejercía su oficio. Hasta pág 42

Él se llama Adam Gordon y es un joven estadounidense, supuestamente poeta. Le han concedido una prestigiosa beca en Madrid para un proyecto poético sobre la Guerra Civil española y sus poetas más acreditados. En verdad, nada sabe ni sabrá sobre ello y su vida en la capital de España transcurre en fiestas entre porros, alcohol, café y tranquilizantes. También  en actos literarios que poco o nada tienen que ver con la literatura y, en concreto, con la auténtica poesía.

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