Cosas vivas M. Hachemi
Sobre amistad, viajes iniciáticos, literatura, precariedad laboral, veganismo, solidaridad. Hachemi refleja su propia experiencia como jornalero del horror de la industria alimentaria. El libro se abre con Munir y tres amigos viajando en coche hacia el sur de Francia, donde pretenden curtirse como jornaleros en la vendimia veraniega. Son jóvenes, y este va a ser su primer trabajo. Tienen ganas de quitarse de encima la piel de la adolescencia y lucir el pelaje de hombre, de jornalero, de macho. Todos tienen ínfulas más o menos artísticas, y quieren curtirse en la vida, ganar experiencia, sacarse un sueldo mínimo… Empezar a vivir.
Pero, al llegar a su destino, Aire sur
l’Adour, resulta que no hay vendimia en la que trabajar. Aunque, por
suerte, hay otras opciones… Los cuatro chavales no tardan en descubrir
que esas otras opciones consisten en hacer las tareas que nadie quiere
hacer dentro de la industria alimentaria, ya sea con animales o con
plantas. Primero, la duda. Después, la desazón. Al final, el asco.
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