samedi 16 octobre 2021

Nada C.Laforet

 Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie.

Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran Estación de Francia y los grupos que se formaban entre las personas que estaban aguardando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso.

Nada nos traslada a un mundo gris, opresivo, cerrado, pobre, sucio, a veces brutal. Andrea, que llega a Barcelona cargada de esperanzas y de ansias de independencia, se encuentra de pronto bajo la estrecha vigilancia de su tía, una beata que se encarga de poner coto a cualquier sueño de realización personal. La penuria económica también estrecha el panorama de Andrea, que pronto empieza a pasar hambre. El estómago vacío y el cerebro debilitado por la falta de alimento son en gran medida, el lector enseguida se da cuenta de ello, culpables del ambiente angustioso que envuelve a la protagonista (y a la ciudad entera) a lo largo de toda la novela. ASOMBROSO RELATO

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