Pasado perfecto L. Padura
No necesito pensarlo para comprender que lo más difícil sería abrir los ojos. Aceptar en las pupilas la claridad de la mañana que resplandecía en los cristales de las ventanas y pintaba con su iluminación gloriosa toda la habitación, y saber entonces que el acto esencial de levantar los párpados es admitir que dentro del cráneo se asienta una masa resbaladiza, dispuesta a emprender un baile doloroso al menor movimiento de su cuerpo. Dormir, tal vez soñar, se dijo, recuperando la frase machacona que lo acompañó cinco horas antes, cuando cayó en la cama, mientras respiraba el aroma profundo y oscuro de su soledad. Vio en una penumbra su imagen de penitente culpable, arrodillado frente al inodoro, cuando descargaba toneladas de un vómito ambarino y amargo que parecía interminable. Pero el timbre del teléfono seguía sonando como ráfagas de ametralladora que perforaban sus oídos y trituraban su cerebro, lacerado en una tortura perfecta, cíclica, sencillamente brutal.
Pasado perfecto es la primera novela de Leonardo Padura
sobre el detective Mario Conde, teniente de la policia en La Habana. La novela arranca con
una llamada telefónica: ha desaparecido un importante jefe del
Ministerio de Industrias. Lo interesante no es el crimen, que es trivial, sino el
universo de personajes que se despliegan en una Cuba febril, suspendida
entre la nostalgia y un presente amenazante.
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