samedi 23 janvier 2021

Canto yo y la montaña baila. I.Solà

Llegamos con las tripas llenas. Doloridas. El vientre negro, cargado de agua oscura y fría, y de rayos y truenos. Veníamos del mar, de otras montañas y de tosa clase de sitios, y habiamos visto toda clase de cosas. Rascábamos la piedra de las cimas como la sal, para que no creciera ni la mala hierna. Elegíamos el color de las crestas y el de los campos, el brillo de los ríos y el de los ojos que miran al cielo. Cuando los animales nos vieron llegar se acurrucaron en los más profundo de las madrigueras, unos escogieron el pescuezo y otros levantaron el hocico para captar el olor a tierra mojada que se acercaba. Lo cubrimos todo como una manta. Los robles y los bojes, los abedules y los abetos. Chsss. Y todos guardaron silencio porque éramos un techo severo que decidía sobre la tranquilidad y la felicidad de tener el espíritu seco.

La novela cuenta, de una forma desestructurada y desde numerosísimos puntos de vista, la vida de una familia y su entorno en la zona pirenaica entre Camprodon y Prats de Molló. La historia comienza con la muerte de Domènec, un campesino que también es poeta, a causa de un rayo. La escena está narrada por las propias nubes que generan la tormenta. A partir de ahí, las voces de la naturaleza, de la mitología, la fantasía y los seres humanos se mezclan para dar una visión coral, mítica y mágica de esa zona fronteriza donde convive lo moderno con lo antiguo en perfecta armonía. La historia avanza y nos cuenta la historia de unas brujas, unas mujeres de agua y los descendientes de Domènec. Este multiperspectivismo hace que el verdadero protagonista de la novela sea el entorno, esa montaña que llega a ser mítica. Ha ganado varios premios, buena promoción, personalmente me ha aburrido.

Aucun commentaire: