samedi 3 octobre 2020

Los huerfanitos S. Lorenzo

Ausias Susmozas, empresario teatral de éxito notorio, requirió la extremaunción después del último telediario. No fue sencillo encontrar a quien oficiara, porque ya eran las tantas. Finalmente, un sacerdote del colegio Gaztelueta se ofreció a la administración de los óleos y tomó confesión al moribundo. Empezó el cura, para despertar a Ausias de la modorra.

- Ave María Purísima.

- Hola

-Dime tus pecados.

-Te voy a decir los que no he cometido, que si no no acabamos nunca.

Un inusual subtitulillo parece dar la clave argumental de Los huerfanitos: “Los hermanos Susmozas odian el teatro. Se meten a hacer teatro”. En efecto, de eso trata la novela en líneas generales.

Los Susmozas hermanos son los mismos huerfanitos del título, tres hombres fracasados -Argimiro, Bartolomé y Críspulo- que sufrieron desde niños la orfandad moral y material derivada de un padre excéntrico, Ausias, y que ahora, al comienzo de la novela, tienen que hacer frente a la última broma de mal gusto de tan trapacero sujeto. Les ha dejado la herencia envenenada de solventar la situación de deterioro físico y bancarrota financiera en que se halla el céntrico y antaño prestigio-
so teatro madrileño Pigalle. Para reflotarlo, dejan sus ocupaciones de medio pelo y se dedican a planear una llamativa función. Pero no tienen idea de lo que se traen entre manos y carecen de todo lo necesario: no cuentan con actores, ni director, ni medios técnicos…, ni siquiera disponen de una obra que puedan representar. La fiebre imaginativa de los hermanos va supliendo una tras otra las carencias: fichan un director inútil, rescatan como actores a un grupo de terapia, llevan engañadas a unos pobretes pensionistas como auxiliares…. A lo largo de los ensayos y hasta el estreno se suceden toda clase de percances, a cual más desastroso.

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