El vergonzoso en palacio T.Molina
El resultado es una versión (recortada) de este clásico del siglo de oro, en la que sus artífices, con Menéndez al frente, demuestran que se puede hacer teatro moderno con un clásico, mantener los trajes de época, y a la vez conectar con vitalidad y jovialidad con un público absolutamente encantado.
Sobre las tablas catorce intérpretes en estado de gracia, y una escenografía absoluta creada por Alfonso Barajas. En el centro un árbol macizo que se parte para convertirse en estancia o en jardín, y a los costados espejos gigantes ribeteados con líneas de luminiscencia. Arriesgadísimo, en especial si se trata de combinar reflejos con iluminación (trabajo de otro grande, Juan Gómez – Cornejo), y con video-escena de Álvaro Luna, a destacar el rico vestuario diseñado por Almudena Rodríguez con elaboración de sastrería Cornejo.
La obra de Tirso de Molina juega con el habitual enredo de clases y enamoramientos escurridizos, regalando sentencias absolutas sobre el amor, “cuyo provecho es poco, y la pena que da es mucha”. El autor de Don Juan se aleja aquí del mito masculino, y coloca a un par de mujeres de la corte, como protagonistas absolutas, rompiendo con varias convenciones sociales.
Magnífica vuelta al teatro y a la vida.
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