21 lecciones para el siglo XXI Y.N.Harari
Las veintiuna lecciones giran en torno a un
problema de escala: Yuval Harari está genuinamente convencido de que la
convergencia global de catástrofes que se avecinan no se puede afrontar
con éxito a partir de las identidades tradicionales y las tendencias
innatas de pensar desde el ombligo.
Se trata de expandir el círculo o perecer. Y ello por más que Harari
no disponga de la doctrina persuasiva definitiva para sustituir al
viejo liberalismo triunfante, el último de los metarrelatos. La última
“decepción ideológica”, según su opinión. Por esto puede permitirse
alabar la Unión Europea como experimento orientado a una sociedad global
basada en la democracia, los mercados libres, la paz y los derechos
humanos, y simultáneamente admitir que el fin de las identidades
nacionales puede traernos de vuelta a la tribu, en lugar de conducirnos
suavemente a la utopía progresista. Harari teme que lo que llama
“disrupción tecnológica”, vinculada a los hallazgos de la neurociencia y
la revolución de la tecnología informacional, esté poniendo en aprietos
a nuestras amadas teorías sobre la libre elección de los votantes, y
sobre la eficacia del gobierno ilustrado.
Harari aventura sombríamente que la democracia liberal, en su forma
actual, “no sobrevivirá a la fusión de la biotecnología y la
infotecnología” y especula con que la soberanía del futuro pase de la ciudadanía ignorante a los algoritmos inteligentes.
La misma especie humana podría dividirse en nuevas castas biológicas,
si sigue ahondándose la brecha entre la élite cognitiva y el resto de la
población [como advirtieron Charles Murray y Richard J. Herrnstein hace
más de dos décadas en The Bell curve (1994), y confirmaron en su secuela más reciente, Coming apart,
(2013)].
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