mercredi 21 août 2019

Trafálgar Pérez Galdos

Se me permitirá que antes de referir el gran suceso de que fui testio diga algunas palabras sobre mi infancia, explicando por qué extraña manera me llevaron los azares de la vida a presenciar la terrible catástrofe de nuestra marina. 
Al hablar de mi nacimiento, no imitaré a la mayor parte de los que cuentan hechos de su propia vida, quienes empiezan nombrando su parentela, las más de veces noble, siempre hidalga por lo menos, si no se dicen descendientes del mismo emperador de Trapisonda. Yo, en esta parte, no puedo adornar mi libro con sonoros apellidos; y, fuera de mi madre, a quien conocí por poco tiempo, no tengo noticia de ninguno de mis ascendientes, si no es de Adán, cuyo parentesco me parece indiscutible. Doy principio, pues, a mi historia como Pablos, el buscón de Segovia: afortunadamente Dios ha querido que en esto sólo nos parezcamos.
Con la batalla de Trafalgar (1805) —combate naval que precede a la Guerra de la Independencia (1808) y en el que, junto a los barcos, se hundió el poderío naval español— comienza Galdós la serie de los Episodios Nacionales, ese gran friso histórico del azaroso siglo XIX en España. Una hábil conjunción de historia y fábula sirve a Galdós para narrrar los hechos históricos propiamente dichos, dotándolos de vida, de calor humano. El resultado es Trafalgar , una obra maestra que nadie puede leer sin conmoverse.

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